No pensamos mientras pasa la vida, que el momento llegará y los años se nos acumularan
junto a los recuerdos.
Lo notas de manera súbita, cuando te miras al espejo un día y descubres que el reflejo de
aquella imagen de ayer, no corresponde a tu hoy. Espejo cruel, realidad asumida.
En tu cabellera las hebras plateadas cubren tu melena, otrora tan abundante, ahora tan
escasa. Caminas y ves a la gente joven mirarte como miraste tú alguna vez a alguien con más
edad. Y pensaste entonces que te quedaba demasiado por llegar aún. Y ya estás ahí.
En tus huesos cansados, sientes el peso de un equipaje demasiado pesado,todo lo vivido….
eso que te obliga a caminar despacio. Los temblores disimulados y la firmeza de tu piel son
también ajenos a la intención de retroceder en el tiempo. Tu mente propone cosas y tu cuerpo
dispone lo que puede.