Es maravilloso poder descansar tranquilamente sentados a la sombra de un árbol
frondoso, sano y fuerte.
Se puede dar por sentado que el árbol creció allí por mera casualidad y que esta para
disfrutarlo sin más. Sentimos que tenemos el derecho a gozar de su sombra sin más hacer que
el que nos plazca. Porque sí, porque somos, porque estamos y somos lo mejor. Todo debe ser
como queremos que sea y sin que nos represente esfuerzo alguno, que para eso, ya están los
demás.
Idealizamos lo que somos otorgándonos una altura que no alcanzamos,despreciando la
simpleza que nos rodea con la falsa convicción de que somos lo máximo …. Y no podemos dar sombra.