Me alejo de lo que no me merece la pena intentar comprender. Con los años, descubro que nunca pensé igual que la mayoría de los demás, y por esa razón siempre se me ha tachado o etiquetado como difícil o sencillamente rara.
Desde mi posición, nadie mereció jamás el que les resolviera ese enigma que solo habitaba en sus limitadas, torcidas, egoístas y acorraladas mentes. Si solo se embelesaban escuchándose a sí mismos… ¿Para que esforzarme? Para ellos siempre seré rara. Para mí ellos siempre serán nada.