¡Que lejos se quedan aquellos días en los cuales pensabas que iba a durar toda tu vida!
La galantería, el cariño sin más que cariño, la sincronía de pensamientos verbalizados al
unísono, los guiños porque sí, los besos como trueque por más besos, la plenitud sentida
cuando paseábamos y nos perdíamos para encontrarnos.
Hoy todo aquello está agotado.
Presumes con falso orgullo de un cariño cansado, de un amor tan fugaz como tus ganas por acabarlo. Ahora tu deseo es que el frío termine congelando mi empeño en continuar. Hay una especie de guerra fría para ver quién perturba más al otro.
Observo con tristeza como la distancia se hace cada vez mayor, como ahora nos perdemos y
cruzamos los dedos deseando no volvernos a encontrar.