Mi niño invisible Por mucho que lo intente, no lo consigo… no lo concibo. Te has ido porque quizás nunca te encontraste a gusto, porque todos te parecíamos tan lejanos. Necesitabas más y ninguno estuvo dispuesto. Gritaste durante 32 años, un grito mudo y silente, un grito muy tuyo, pero nadie te escuchó. Todos estuvimos muy ocupados y sordos a lo que no fuesen nuestros propios sonidos. Así fue como…
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